Viaje por EL IMPENETRABLE
Viajemos por El Impenetrable con nuestra profesora Leonor Ocampo
En la provincia del Chaco se cuenta con una amplia superficie que se denomina El impenetrable, que está constituida por vegetación natural muy profusa. Su nombre se debe precisamente a que en épocas pasadas era muy difícil entrar en esa región que está habitada en su mayoría por el pueblo originario Wichis.
En la actualidad cuenta con caminos de tierra que permiten introducirse en él por variados senderos y llegar de este modo a las distintas reservas de los aborígenes. Estos se encuentran diseminados en pequeños agrupamientos dirigidos por un cacique o un Consejo.
La mayoría de los niños y jóvenes wichis, concurren a escuelas de enseñanza bilingüe, donde sus maestros son también originarios de sus tierras.
Algunas escuelas como la de la localidad de Wichi Pintado cuentan con albergues para los estudiantes que vienen de distintas regiones a cursar sus estudios secundarios.
En general las mujeres se dedican a las artesanías, en este caso los tejidos en telar.
Encontramos de este modo dos formas de trabajar. Elena trabaja con la fibra que saca de una planta que crece en forma silvestre en el monte, de sus hojas saca la fibra que retuerce y tiñe, utilizando para tal fin semillas de distintas plantas, es sumamente habilidosa en sus trabajos de alfombras, caminos, y bolsos de distintos tamaños y formas.
María también teje en telar pero en este caso lo hace con lana de oveja la que obtiene de su oficio de esquiladora, luego forma el hilo mediante el manejo de un huso muy artesanal. Sus lanas las tiñe con anilina o semillas que obtiene en el monte.
En su telar hay dos paneles para alfombras, distintos, porque María cuenta, “cuando me canso de uno sigo con el otro”.
Sus viviendas son muy humildes, cocinan en hornos de barro, uno para las carnes y otro para las masas.
Su mayor problema es la falta de agua ya que es una zona muy agreste ubicada al noroeste de la provincia y para obtener agua pura la perforación debe pasar los 190 metros de profundidad.
En todas las casas hay animales de corral que andan libremente.
Todas las escuelas de la zona tienen luz eléctrica, salas de computación e Internet. Los wichis están acostumbrados a hacer uso de los equipamientos de las escuelas para cuando quieren comunicarse con otro lugar…
La experiencia fue sumamente enriquecedora por el contacto directo con otra cultura. En mi próximo viaje iré a las reservas de los Mocovíes y de los Tobas…después les cuento.
Leonor Ocampo